Y por fin llegó el día de la victoria. La iniciativa lanzada por la Administración
Obama junto a Albania y Turquía ha sufrido una inesperada derrota.
Al menos esta es la opinión de quien esto escribe y su ambiente más
inmediato, ya que el pesimismo y
los continuos varapalos a la soberanía y al pueblo serbio que no han dejado de
sucederse desde la destrucción de Yugoslavia no hacían prever este feliz
desenlace.
Que USA haya desplegado todas sus influencias para la admisión de Kosovo
como miembro de la Unesco, a pesar de haber
perdido el derecho a voto en 2011, tras décadas de déficit, por no pagar
sus cuotas, dice mucho de la arbitrariedad con que Washington ve la
política internacional. O mejor dicho la manipula y subyuga a sus intereses.
Hoy, una votación en la Asamblea de la Unesco, órgano dependiente de
Naciones Unidas ha abierto un tímido rayo de esperanza, por el que se vislumbra
un ínfimo indicio de la independencia de la ONU, uno de sus valores
fundacionales. Cuya primera asamblea general fue posible gracias entre otros 45
países a Yugoslavia, una nación vencedora del fascismo, que firmó la Carta
constituyente en 1946.
La entrada de Kosovo en la Unesco ha sido rechazada. No se han alcanzado
los 2/3 del quórum que requiere el reglamento de la institución para su aprobación.
La votación ha sido muy reñida y tensa. Sólo tres votos han evitado la
ignominia de tener entre los representantes de la promoción de la cultura del
mundo, a representantes de un limbo jurídico moral, social y político como es
el Kosovo actual.
92 países votaron por el ingreso de Kosovo en la Unesco, con 95 síes lo
hubieran conseguido. Pero una extraordinaria campaña del gobierno serbio, así
como el apoyo ruso y la expresa voluntad de Iberoamérica que ha aprovechado la
ocasión para proclamar que ya no es un enano manejable, ni en lo económico ni
en lo político. Hecho del cual no podemos sino alegrarnos, y más sabiendo que
las presiones sobre estos países habrán sido fortísimas. Pero han mantenido su
independencia con su voz, una voz clara y decidida, en un mismo idioma, el
español que ha frenado la propuesta de la gran potencia.
Una superpotencia cada vez más discutida como ha demostrado la derrota de
este pseudo-estado satélite-carcelario, cuya única viabilidad y razón de ser es
el debilitamiento de Serbia y el mayor protagonismo turco en los Balcanes, esta
vez por delegación en una Gran Albania. Una idea expansionista y etnicista
nunca contestada por esos círculos que se hacen llamar para vergüenza ajena
antifascistas o antisistema.
Obviamente esto no representa ningún problema serio para el coloso
estadounidense, al menos no en la medida en que ha resurgido para quedarse una
enérgica y orgullosa Rusia en el panorama ex-soviético y Sirio-iraquí y la
China que muestra al mundo su moderna y competente armada en zonas de litigio
de vital interés para Estados Unidos.
Ha habido sorpresas, tanto negativas como positivas. Por su valor ha
destacado Eslovaquia y Polonia como se ha encargado de subrayar el primer ministro
serbio Vucic.
En el primer supuesto, ha defendido en la votación la misma postura que
mantiene respecto a la independencia de Kosovo en el seno de la UE, un rotundo
e inamovible no. Pese a que el mismo político serbio ha reconocido las fuertes
presiones a las que ha sido sometida la pequeña nación centroeuropea. El caso
polaco es diferente. El país más importante de los que formaban el antiguo
bloque soviético, tan a menudo portaviones de la política y del ejercito de
USA, se ha abstenido pese reconocer oficialmente a Kosovo como estado
independiente. Una buena diplomacia sur eslava y algún imposible paralelismo
con su descomunal vecino ruso habrían inclinado la balanza.
México se ha decantado por el no, en una decisión como poco valiente, que
nos hace simpatizar todavía más con ese maravilloso, terrible e indomable país.
Otros 49 países, entre los cuales se encuentra su vecina Guatemala y los más
relevantes de Suramérica, con una mención especial para Colombia, con una más
que estrecha relación con USA y muy mala vecindad con sus vecinos como el caso
de Venezuela, la misma Cuba, Ecuador, Bolivia. Argentina que sufre en sus carnes,
el imperialismo de corte filibustero británico en las Malvinas, o Chile, más el
gigante continental brasileño. No es baladí mencionar el mayor peso de estos
países en la contribución a las misiones de paz de Naciones Unidas. Es más que
probable que los buenos oficios diplomáticos españoles también hayan tenido su
reflejo en la decisión del voto de sus socios iberoamericanos.
Aunque a buen seguro habrá diversas razones, parece que además de la ya
mencionada defensa de su opinión y soberanía, el bloque iberoamericano ha
sabido valorar, consecuencia de su acervo cultural, el peligro al que se
exponía dejar un patrimonio artístico cristiano en manos de criminales, situado
en un territorio musulmán excluyente, con una pujanza yihadista entre la
creciente.
Hubiera sido imperdonable dejar en manos del E.L.K unas obras de arte que
pertenecen a la humanidad, y que son el testimonio, la herencia, de los mejores
logros artísticos que alcanzó la civilización bizantina y serbia. Un tesoro de
valor incalculable que ya ha sufrido el expolio, la profanación y la
destrucción por aquellos mismos que ahora dicen quererla proteger y
difundir.
Decani
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Aunque a buen seguro el interés albanés sea además de crematístico,
genocida. Por querer borrar, anular, no sólo a las comunidades eslavas, sino la
misma historia serbia al negarle su cuna.
Lo más parecido al ISI que pueda encontrarse en Europa.
Muestras de ese esplendor pasado, son los monasterios de Decani que no podremos
admirar el común de los mortales, por estar en enclaves, rodeados por
alambradas y patrulladas por soldados de la Otan que hipotéticamente evitan su
destrucción así como la erradicación de la población serbo-kosovar que las
mantiene.
Otros países como India que marca distancia una vez más con los poderosos,
Filipinas, Marruecos, Nicaragua, Guinea Ecuatorial, Angola, Corea del Norte,
Sri Lanka, Indonesia, RD de Congo o Corea del Norte junto al resto habrán
tenido razones que avalen sus posiciones. Sorprende en este grupo, Palestina,
tótem de las causas musulmanas y sostén del antisemitismo que habrá votado por
oposición a Israel y USA.
Otros países musulmanes con pasado de no-alineados como Argelia o Egipto se
han abstenido, aunque no reconocen a Kosovo, o Malasia que ha votado a favor
han visto en la economía y en la religión factores decisivos.
El voto favorable de vecinos y enemigos balcánicos tradicionales Croacia,
Albania, Bulgaria o Hungría eran de esperar, en el caso magiar además de la
rivalidad, se suma el contencioso por los refugiados sirios y la antagónica
política serbia tanto con el número como con el tratamiento
de los refugiados.
La abstención de Rumania que no reconoce a Kosovo no tiene el mismo valor
que la griega o vietnamita de una tibieza rayana en la cobardía, especialmente
en el caso heleno. Aliado, este sí, no como Francia o el resto de la UE occidental
(excepto España que celebraba en su declaración oficial el triunfo de la
legalidad internacional el mismo día que el segregacionismo catalán daba un
golpe de estado contra la legalidad democrática).
La postura griega pese al acercamiento diplomático en el cual ha insistido Serbia,
no ha dado frutos y señala una tendencia aislacionista desde que Syriza tomó el
poder y entabló conversaciones con Albania y Kosovo para su reconocimiento. Una
vergüenza difícil de digerir y un insulto, otro más hacia el digno pueblo
griego y hacia la historia compartida de estos dos países.
Este giro de Atenas preocupa en Belgrado ya que incluso están mejorando sus
relaciones con la Antigua República yugoslava de Macedonia.
Precisamente junto a Montenegro, dos "países" a favor del sí,
cuya única explicación factible es el soborno y la constatación de engrosar las
filas de estados vasallos del tercer mundo que se pliegan a los intereses del
poderoso. Dos territorios que sufren la violencia, la misma que amputó a Kosovo
y Metohija de Serbia, y no sólo no renuncian a ella, sino que la perpetúan con
su subyugación a los intereses de la Gran Albania.
Georgia voto en contra por el reflejo osetio y abjasio, pese a cosas de la
política, que eso le hermane con su gran enemigo y
"responsable" de estos problemas, Rusia.
Bosnia y Herzegovina que se ha abstenido no reconoce a Kosovo, pese a que
sea musulmán, anti serbio y haya destruido junto a ellos Yugoslavia. A sus ojos
la república Srpska puede ver algún preocupante referente en el caso kosovar
que ni siquiera los tratados de Dayton pueden arreglar.
Pero por encima de encajes y desacuerdos políticos no puedo terminar el
artículo sin referirme al respiro, a la sonrisa, a la brizna de esperanza, a un
ardiente rescoldo de dignidad recobrado, al reconocimiento después de tantas
penalidades que han sentido miles de exyugoslavos, de serbios de todos los
rincones, desde los heroicos habitantes de Kosovo y Metohija aislados en un mar
de hostilidad ,a los serbios de Serbia que no se han dejado vencer, a los
montenegrinos, a los serbo-croatas, a los siempre solidarios serbo-bosnios y a
la diáspora repartida por todo el mundo.
A ellos se lo dedico y a todos ellos agradezco que mañana el mundo siga
conservando unas indelebles riquezas culturales y artísticas que hacen que este
sea un lugar mejor.
Hoy en París, el voto de cincuenta países ha sido una victoria de toda la
humanidad.
PD: “esta victoria no se alcanzó con el dinero, sino con el respeto que
tiene el mundo hacia nuestro país y la población”. Nikolic.
Presidente de Serbia.
El mismo día en que Kosovo no era aceptada en la UNESCO, el Secretario Gral.
de la ONU ,BanKi
Moon condenaba la violencia de la oposición "nacionalista"
albano-kosovar en el Parlamento de Pristina.
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