El día cinco de octubre de hace ya doce años una gran
movilización ocupó las calles de Belgrado, todavía capital yugoslava. El único
objetivo de la gran manifestación fue poner fin al mandato de Milosevic. Y lo consiguieron,
pero ni los medios usados para ello, ni sus organizadores perseguían el
establecimiento de la democracia multipartidista en Serbia pues esta ya existía
desde 1990, sino la constitución de un gobierno más proclive a los intereses
occidentales. Y todo en medio de unas elecciones cuya segunda vuelta no llego a
celebrarse. El detonante fue según la prensa occidental la negativa de Slobodan
Milosevic a reconocer la derrota electoral y el uso del muy armado brazo
policial para parapetarse en el poder.

Estados Unidos decidió no dar pie a otro Saddam Hussein,
sobre todo si este era reclamado por el TPI como el criminal de guerra más
terrible desde la cúpula nazi. A pesar de eso como reza el conocido, la realidad
estropeó una buena noticia. Aunque la campaña de calumnia periodística mundial
contra el pueblo serbio en general y contra Slobodan Milosevic en particular
fuera tan masiva como prolongada, no consiguió el mismo éxito a la hora de
reunir pruebas judiciales y Milosevic murió sin ser sentenciado. Las
acusaciones de genocidio contra Kosovo ni siquiera pasaron de la fase
preliminar del TPI.
Lo cierto es que USA y sus coaligados decidieron prescindir
de él. No lo necesitaban, sus intereses ya estaban a salvo con la ocupación
militar de Kosovo, su protectorado sobre la Federación Bosnia y la fuerte
colaboración militar otanica de Croacia puesta en práctica con la limpieza
étnica de Krajina y Eslavonia. Además él era Yugoslavia y después Serbia, tanto
una como otras"marcas" condenadas al fracaso.
Los pretendidos esfuerzos de Milosevic por cambiar su imagen
y convertirse en un estadista responsable y hombre de paz lo hicieron firmante
de los acuerdos de Dayton en los cuales abandonó a su suerte y a manos de sus
verdugos a las poblaciones serbias de Bosnia tal como había hecho antes con los
serbios de Croacia, república de la que se retiraron los contingentes militares
serbios sin disparar un solo tiro.
Después vino su negativa a Rambouillet, ni siquiera un
animal político como él pudo aceptar un atropello militar , jurídico y
económico como el realizado por la OTAN que se arrogó las funciones de las
Naciones Unidas ,evitando pasar por el molesto trámite de la votación en el
Consejo de Seguridad, en la que siempre hay alguna voz discordante. El ataque
militar era a la vez una forma más directa y práctica de defender sus
intereses.
Los bombardeos con armamento prohibido contra
infraestructuras civiles, tales como trenes, hospitales, puentes, plantas
tabacaleras ,industria farmacéutica , fabricas de electrodomésticos , 3000
víctimas mortales ,los miles de heridos, las devastadoras consecuencias para la
economía serbia,montenegrina,y por ende kosovar , el premeditado
envenenamiento de suelos, tierras, animales, ríos y mar.
Nada de esto ha merecido ninguna acción por parte de la
justicia internacional.
Se interpusieron varías denuncias e iniciativas entre las
más sonadas la del célebre músico griego Theodorakis, pero todas acabaron en
nada y otras simplemente fueron erradicadas por la fuerza como explicaremos en
nuestro documental" Yugoslavos".
Pero ahora volvamos a aquel 5 de Octubre en el que
el pueblo serbio se liberó del "carnicero de los Balcanes"
y recuperó la libertad perdida.
O mejor todavía retrocedamos un poco en el tiempo para
contextualizar los movimientos que hicieron posible aquel multitudinario
estallido de "libertad" en las calles belgradenses.
Obviamente esto no hubiera pasado nunca si Yugoslavia
hubiera resultado vencedora. La derrota suele ser un banquete mucho más
apetecible para algunos comensales que una victoria que no les dejaría espacio
en la mesa.
Las fuerzas que podían haberse vuelto en contra de una
comunidad internacional que sometió al pueblo serbio al embargo decretado por
la ONU más cruel y completo de la historia, acabaron echando a la masa, harta
de guerra, penurias , arbitrariedades ,corrupción y abusos a los brazos de una
causa de libertades y humanitarismo tan difusa como instrumentalizada por uno
de los culpables de la situación que nada tenía que ver con el tan pregonado
serbocomunismo de Milosevic o el pavoroso yugoslavismo de un ejército forjado
en la lucha contra los nacionalistas ,fascistas y nazis durante la segunda
guerra mundial.
Y es en 1999, aún con ruinas humeantes y pacientes
recuperándose de sus heridas agravadas por la carestía cuando la CIA hace acto
de presencia, ayudada por el programa de "Energía por la democracia"
de la Unión Europea.
Milosevic seguía siendo popular, los trabajos de
reconstrucción eran tenaces y continuados y las buenas relaciones con el Kremlin
del férreo Putin resultaban inquietantes.
Madeleine Albright se reunió con la oposición política,
entre ellos destacaba la figura de Zoran Djindjic, presidente del PDS. El plan
estaba en marcha, los 25 millones "donados" por la administración
Clinton y la ayuda de sus asesores facilitaron la entente de la coalición de
las fuerzas demócratas.
La creación de un centro de coordinación -laboratorio de
ideas en la siempre colaboracionista Budapest allanó el camino y fue el cuartel
general perfecto al cual iban y venían tanto diplomáticos estadounidenses pletóricos
por el ejercicio de un nuevo plan estratégico que les daría supremacía sobre
las zonas más rebeldes de la geografía euroasiáticas, como opositores y
aspirantes a demócratas de corte occidental ansiosos por aplicar los tesis la
Escuela de Chicago y practicar el inglés-estadounidense aprendido en sus
estancias becadas.
Para que este entramado fuera posible era necesaria una gran
cobertura que al mismo tiempo sirviera de tapadera. ¿Y que mejor que una ONG de
ayuda humanitaria y desinteresada como USAID?
La misma que ha sido acusada por algunas voces haitianas
como culpable del sobreprecio del arroz haitiano que no ha podido competir por
el proporcionado por dicha organización y cuya producción se ha hundido ayudada
por los sucesivos desastres naturales.
Esta misma ONG, ha sido expulsada recientemente de Rusia catalogada como
agente extranjero y contraria a los intereses nacionales rusos que ha extendido sus sospechas hacia todas las ONG de matriz extranjera.
Pero esas críticas proceden de fuera de Europa, entonces y
ahora no encuentran la menor traba operativa en ningún lugar del viejo
continente.
No obstante los fondos de ayuda para la oposición serbia
tenían otros canales dada su gran caudal y las distintas
"sensibilidades" implicadas. Hecho consecuente pues las ayudas económicas,
materiales y humanas venían tanto de NDI, (órgano internacional de los demócratas
estadounidenses manejado por Madeleine Albright) como de su equivalente
republicano el IRI comandado por John McCain.
Los contestarios serbios ofrecieron un filón fácilmente
explotable como era el movimiento estudiantil OTPOR que los Estados Unidos y
sus escuderos británicos terminarían por moldear a su voluntad.
Como aprender del enemigo es algo que nadie puede desechar,
OTPOR tomó el modelo de los ya muy infiltrados movimientos antiglobalización
para estructurar su funcionamiento.
En el Hilton de Budapest el IRI instruyó a los alumnos más
aventajados sobre la resistencia no violenta. El libro fundacional (una
auténtica loa al liberalismo) lo proporcionó Gene Sharp con su " De la
dictadura a la democracia. Un marco conceptual para la liberación".
Logos y pegatinas del más moderno diseño occidental salidos
de los últimos centros de estudios estratégicos estadounidenses inundaron las
universidades y calles serbias. Para que fuera posible la producción de estas
2,5 millones de superchería merchandising fueron necesarias 80 toneladas de
papel adhesivo cuyos costos totales fueron asumidos por USAID.
También los espráis con los que garateaban sus sueños de
libertad sobre todo lo que recordará a Milosevic o socialismo (esta es una
incomprensible asociación de ideas a buen seguro aprendida en clase de
marketing) fueron pagados por los ciudadanos norteamericanos(al menos los que
pagan impuestos).
La maquinaria propagandística estadounidense tiñó de modernidad,
rebeldía y desenfado los lemas y mensajes de protesta para hacerlos accesibles a
la juventud serbia. Y como presumían sus creadores el éxito fue rotundo.
Portátiles y ordenadores se repartieron por doquier haciendo
más tentador el mensaje.
70 millones de dólares avalaron la muy amplia campaña que
recibió como guinda del pastel la colaboración de Pen Schoen and Borland
Associates Inc que arrastró a los medios de comunicación serbios no
controlados por el gobierno al total desprestigio de Milosevic.
Vuk Draskovic o Zoran Djindjic que eran en la fecha figuras
impopulares y profundamente personalistas se unieron al proyecto común con la
promesa de cargos de relevancia y hacer tabula rasa de sus pecadillos
anteriores relacionados con la corrupción y el ultranacionalismo más furibundo.
No obstante aquella operación de lavado de cara no era lo
suficiente elocuente. Incluso la opinión pública podía darse cuenta, se
necesitaba una nuevo líder, alguien no quemado por la vorágine de la
desmembración y la guerra. Y lo encontraron en Vojislav Kostunica, profesor
universitario de talante dialogante y sin pasado comunista o nacionalista que enturbiara su decisión. Era el presidente de un pequeño partido ,el DSS de corte centrista cuya moderación política era muy adecuada para los objetivos occidentales.
Sin embargo enseguida su honestidad le haría indeseable a ojos de sus valedores.