Dos semanas es lo que ha durado esta vez
la detención de Naser Oric. Arrestado en Suiza el pasado diez de Junio, el
ex-comandante de la defensa del enclave de Srebrenica fue detenido gracias a la
emisión de una orden de arresto que cursó el gobierno serbio tras cumplir con
todos los requisitos pertinentes y exponer una acusación formalmente impecable
en la que se enunciaba la participación de este criminal de guerra confeso,
(que ha alardeado de asesinatos y mutilaciones de civiles serbios
públicamente).
En ella, la justicia serbia daba cuenta
del testimonio de nuevos testigos que le inculpan en su participación directa
en asesinatos. En uno de los casos, un testigo presenció y ha testificado como
Naser Oric arrancó los ojos a un prisionero de etnia serbia con un cuchillo
para a continuación hundírselo en el cráneo.
Las acusaciones contra Oric y cuatro
sospechosos más, incoadas por la Fiscalía de Serbia para Crímenes de Guerra
investigan la muerte de nueve civiles asesinados en las localidades
de Zalazje, Donji Potocari, municipio de Srebrenica, en la República
Srpska en 1992.
Pese a la inicial cooperación de los
Tribunales de Bosnia y Herzegovina dentro del marco común para la resolución de
los Crímenes de Guerra cometidos en la guerra de Yugoslavia, el gobierno de
Sarajevo rechazó de plano la posible extradición a Serbia. Las autoridades
suizas, aceptaron el protocolo. Desde Belgrado no se aceptaron las presiones
para que Naser Oric fuese extraditado , hecho que finalmente sucedió, ya que no
pueden trasferir los expedientes abiertos por deseo de las familias de las
víctimas sin que se garanticen unas mínimas condiciones legales para una
condena,una privacidad y seguridad personales amenazadas dentro de
las fronteras bosnias.
Tras conocerse el arresto del
ex-comandante de la Armija Musulmana, las reacciones fueron tan inmediatas como
furibundas. Personalidades políticas y militares de Sarajevo exigieron su
liberación inmediata. En la capital bosnia, los veteranos-muyahidines, sus
compañeros de armas, rodearon y bloquearon la embajada suiza con cánticos
y modos más que susceptibles de ser considerados amenazadores.
La tensión entre los gobiernos de Bosnia y
Serbia creció enteros. Aunque sería mucho más correcto decir que fueron
las autoridades de Sarajevo, con la inestimable ayuda del Alto representante
así como la de los medios de comunicación quienes empeoraron la situación.
Bakir Izetbegovic desaconsejó
groseramente la visita oficial (largamente preparada tras grandes
esfuerzos diplomáticos) de su homólogo serbio Nikolic.
Una visita que no se produjo, ya que el
presidente serbio con acierto no fue ni a Sarajevo ni a Srebrenica dado el
intolerable ambiente de intimidación creado por las autoridades musulmanas.
Pero Izetbegovic (hijo) sabe que esta
actitud no sólo conlleva consecuencias en el país vecino, sino también en el
suyo, o en el que el tratado de Dayton le atribuya como propio, como un wilayet
más.
Pues fue en la República Srpska donde el
antiguo guardaespaldas de Milosevic cometió sus numerosos crímenes de guerra,
por los que ya ha sido absuelto en dos ocasiones mostrando el doble
rasero del Tribunal Penal Internacional de La Haya.
El mismo organismo que considera
Srebrenica como genocidio y que no duda una y otra vez en vulnerar los derechos
a la justicia de la comunidad serbobosnia así como llegar a la falta de respeto
de sus víctimas como evidencia este caso.
Las víctimas serbobosnias no pueden contar
con el amparo efectivo de la justicia de Belgrado, pues su nacionalidad es
bosnia, y cuando son ciudadanos serbios el marasmo burocrático dificulta
cualquier proceso judicial por simple que sea, por no hablar de las posibles
represalias y vigilancia a la que serán sometidos sus familiares,bienes y
propiedades en la antigua república yugoslava de Bosnia y Herzegovina.
Las autoridades bosnias alegaron compartir
esta investigación desde el año 2006, y que únicamente ellas son realmente
competentes para juzgarlo además de que ellos ya habían cursado
anteriormente dos órdenes de extradición.
La contrapartida suiza fue dar la razón
a la parte bosnia-musulmana y poner en libertad inmediata al
detenido, que llegó a Sarajevo, sin perder el favor popular que lo considera un
héroe y la interminable protección política de la que goza.
No obstante desde el gobierno regional de
la República Srpska, el señor Dodik su máximo representante habló de la
injusticia de la solución judicial, de las presiones judiciales, y de cómo
puede identificarse un gobierno, el bosnio, al cual están sometidos, con un
criminal de guerra, al que no sólo apoyan en Sarajevo, sino que lo veneran.
Desde Banja Luka ya dan por cerrado el
caso que no comportará castigo alguno para Naser Oric como tampoco lo supuso
para otros dos criminales de guerra bosnios Ganic y Divjak cuya extradición
también fue negada con explicita satisfacción para algunas cancillerías
occidentales.
Pero Naser Oric es especial, una palabra
lo hace intocable, lo limpia de pecado y lo eleva a categoría de héroe
islamista, Srebrenica. La eterna coartada para los crímenes cometidos por el
bando musulmán. Desde que se conoció su arresto se pusieron en marcha los
mecanismos de la maquina propagandística bosnio-musulmana.
Complementado las acciones del gobierno musulmán de Sarajevo se sumaron la ONG Madres de Srebrenica , siempre citadas y entrevistadas por los medios occidentales, Angelina Jolie y el gobierno británico que en diversos grados chantajearon con la suspensión de la celebración del 20 aniversario de la masacre de Srebrenica.
Complementado las acciones del gobierno musulmán de Sarajevo se sumaron la ONG Madres de Srebrenica , siempre citadas y entrevistadas por los medios occidentales, Angelina Jolie y el gobierno británico que en diversos grados chantajearon con la suspensión de la celebración del 20 aniversario de la masacre de Srebrenica.
Un acto que debía ser celebrado
contra viento y marea pues parece ser uno sino el único pilar fundacional sobre
los que se erige la frágil identidad nacional bosnia (musulmana) y en el que
fue aclamado Bill Clinton. El único que luchó contra la inacción de la
Comunidad Internacional y el proserbismo de Europa.
Naser Oric antes de volver a Bosnia
declaró que prefería no acudir al recordatorio por el genocidio de Srebrenica
para no perjudicar más las relaciones entre Sarajevo y Belgrado.
Quizá él no estuviera de cuerpo presente
pero si sus ánimos como pudo presenciar el mundo entero con el apedreamiento
del primer ministro serbio quien acudió en aras de una reconciliación imposible
en un país cuyo denominador común es su odio a Serbia.
Su incomparecencia hubiera evitado una escena
digna de tiempos otomanos y otra ofensa más a Serbia.
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