Eduardo J. García
Como todo el mundo sabe, este verano se cumplirán 100 años desde que un joven terrorista bosnio asesinara al archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austro-húngaro en Sarajevo. La historiografía más conservadora y también la más convencional que suelen ser compañeras de viaje inseparables, nos dan no sin razones este magnicidio como punto de partida de la Primera Guerra Mundial. Un análisis más pausado nos lleva a la opinión también muy extendida que este episodio no fue sino una excusa para que estallara la gran conflagración como tanto gustaba decir a los caducos y retrógrados "padres “del periodismo de guerra. Actualmente este género sólo puede ser tildado de propaganda de guerra y no de una rama adrenalítica de la información como a tantos personaje le gusta alardear con ansias de protagonismo mediático,admiración social y un abultado sueldo asegurado. Las guerras de aniquilamiento nacional de Irak, Yugoslavia y la reedición de la campaña de Sebastopol en Ucrania contra Rusia son una buena evidencia de ello.
En el ámbito nacional contamos con infinidad de estos personajes, tan apegados en sus parasitarias carreras profesionales a la guerra de los Balcanes, que no pierden oportunidad de reverdecer sus laureles de grandes profesionales del periodismo comprometido con una enorme voluntad adoctrinadora, por lo demás siempre cómoda para los poderes establecidos y la opinión pública que ayudan a moldear. Son nombres ya aparecidos en este blog, y algunos también en los tribunales como Ángela Rodicio, otros que han borrado su pasado de mercenario ultramontano para ser académicos de la Lengua y otros que tienen la desaforada ambición de sentar cátedra en nuestras conciencias.
Uno de ellos, es Gervasio Sánchez. Este señor de dilatada carrera, multipremiado, se labró un "porvenir" como voz autorizada cubriendo la guerra de Bosnia. Obviamente su información es tan sesgada como la que medio siglo atrás daban los informativos alemanes, italianos o austriacos sobre la guerra en Yugoslavia. Eso sí con aires alternativos, un cuidado lenguaje y fotografías rayanas en lo obsceno cayendo en la pura propaganda de guerra (otra vez más) al mostrar el sufrimiento de las víctimas, siempre del mismo bando y una interiorización de las notas de prensa de los gabinetes de los gobiernos de Sarajevo y Washington realmente encomiable para la causa. Todo en aras del humanismo y la multiculturalidad. Del otro lado; la barbarie, el salvajismo, los sádicos criminales. Es decir los serbios. Los rusos se fueron alternando temporalmente con su guerra sucia en Chechenia y quizá terminen por llevarse el galardón de malvados oficiales cuando contesten con rotundidad a Kiev , imbuidos de su oposición frontal al fascismo, en fechas tan solemnes e imperecederas como el 9 de Mayo día de la Victoria
Centrémonos y volvamos al personaje. Este periodista goza de una gran popularidad que le permite contar con que TVE ponga su segundo canal de laudatoria en forma de documental. En el cual este señor expresó sin el menor asomo del sentido del ridículo que tanto la España de Felipe González, como la UE, Estados Unidos, Francia e Inglaterra, y atención el mismo Javier Solana se lavará las manos ante el genocidio serbio, con sus posturas pro-serbias. El discurso alcanzó altas cuotas espirituales, en las que confesó que tanto para él como para la mayoría de reporteros, Sarajevo es un punto de inflexión. Allí se dieron cuentas de lo injusta que es la política internacional que ha permitido a Milosevic, su victoria póstuma, la República Srpska. No sé porque resultará tan complicado admitir que los serbios ocupaban casi el 70% de las tierras de la antigua república de Bosnia y Herzegovina y eran el 35% de la población mucho antes de la guerra civil.
También dijo con la biblioteca de Sarajevo de fondo destruida por las hordas serbobosnias, que cada vez que vuelve a Sarajevo se purifica de la suciedad de la política de la comunidad internacional.
Extraña manera esta de expresar su total sometimiento a la campaña mediática atlantista que tanto odia por su inacción, pero que más tarde aplaudiría con el bombardeo de Yugoslavia. Él y una inmensa mayoría.
Pues bien esto nos sirve de prolija introducción a la reinauguración de la Biblioteca de Sarajevo.
Ahora albergará según nos explica el semanario de "El País" la nueva sede del Ayuntamiento.
Bajo el fuego de los proyectiles de fósforo del bando serbio (como siempre) se quemaron grandes tesoros culturales que no llegan ni a la millonésima parte de lo dañado en Siria, y que en gran medida fueran substraídas por el bando musulmán para conseguir fondos para su proyecto de estado islámico mediante el tráfico de obras de arte y el mercado negro.
Veinte años después Sarajevo, y el gobierno central de ByH se vuelcan en tal feliz ocasión. Periodistas amigos del sensacionalismo y reporteros nostálgicos vuelven a la siempre con ellos dadivosa capital bosnia para informarnos. La otra parada obligada es Srebrenica, una plaza muy frecuentada por el señor Sánchez que se permite aleccionar a periodistas de otros confines con un número aún mayor de las 8000 víctimas de la versión oficial bosnio-musulmana.
Los hijos de Izetbegovic, en sentido literal, ponen en marcha la gran maquinaria propagandística tan hábilmente pergeñada alrededor de su mendaz crisol multicultural como emblema nacional.
Bakir Izetebgovic tiene una agenda muy apretada, además de recibir delegaciones internacionales ávidas de suponemos la misma regeneración moral que la del señor Sánchez ha tenido que sacar tiempo para inaugurar una estatua del Papa Juan Pablo II, que ya es santo, y ahí están los croatas de Bosnia, pagando el monumento, rezando el padrenuestro, y esperemos que no alzando el brazo para conmemorar tal hito histórico. Aunque croatas y musulmanes se mataran en Bosnia durante más de una año con la mayor saña y se cometieran atrocidades silenciadas, Juan Pablo II está por encima de ellos, su mensaje de amor universal puede con todo.
Los tres metros de su escultura situada junto a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en pleno centro servirá de recordatorio ,según las palabras de este Papa citadas del cardenal Vinko Puljic, Nunca más la guerra ni el odio. Destruyamos los muros recíprocos de la incomprensión para construir juntos el dialogo y la amistad".
Evidentemente esto iba dirigido a las comunidades católica y musulmana. Juan Pablo II no sólo fue un enemigo acérrimo del comunismo, sino también del diálogo con la iglesia ortodoxa, y un declarado apoyo a la independencia de la Bosnia de Izetbegovic. El papel en la destrucción de Yugoslavia con su alianza con las causas separatistas esloveno y croata propició el baño de sangre que vino a continuación de su reconocimiento internacional, por no hablar de su protección y ayuda financiera, heredera del camino de las ratas de las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial.
Juan Pablo II fue un amigo y fiel aliado de la causa bosnia, y la escultura el año del centenario de 1914 indica su suma importancia. Sin embargo, no todos comparten tan fervorosamente sus mensajes, pues sus palabras dirigidas a las víctimas de violaciones de guerra para no abortar y "de transformar la violencia en un acto de amor "no fueron precisamente bienvenidas.
Pero esta no es la única escultura prevista para este año, viendo que el proyecto del Sarajevo-este de población serbobosnia para erigir una escultura a Gavrilo Princip, el autor de los disparos del magnicidio de 1914 no cuaja, ni en Sarajevo ni en Belgrado, las autoridades bosnias contrarrestaran con su espíritu manifiestamente multicultural y rigor histórico una escultura al rey de la “dorada Bosnia" del siglo XIV que por cierto también incluía al reino de Serbia. Aunque este soberano recuperado por la inventada mitología nacionalista bosnia ya tiene una escultura en Tuzla, la de Sarajevo pretende competir con el Alejandro que han hecho los amigos macedonios en Skopje.
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