Son los traídos por el presidente del Gobierno español en su pequeña gira a los Balcanes Occidentales según la denominación neo imperialista de la OTAN suscrita por la UE. La gira empezó ayer en Sarajevo, con el sempiterno acto protocolario en la biblioteca de la misma ciudad que ahora sí, reconoce como su primera gran escuela y experiencia política internacional a las órdenes de Carlos Westendorp como este blog y algún otro reconocieron hace décadas que ahora celebran cadenas nacionales como Antena3
Hace menos de un mes escribía
sobre el delicado papel geopolítico de Serbia y su imposible encaje en una
Europa cada vez más belicosa completamente adscrita a la campaña de guerra
atlantista en Ucrania. Con una situación en la que crece el descontento, en la
que el Este bascula hacia la antipatía total hacia Kiev, Belgrado e convierte
en un chivo expiatorio. Y otra vez los agentes de la OTAN, vuelven a intervenir
en Kosovo. No creo haya demasiado lugar para el optimismo, no obstante no puedo
más que expresar mi apoyo incondicional a la legalidad internacional y a las
defensa de la integridad nacional serbia y del bienestar de toda la
población kosovar bajo el amparo del imperio de la ley contra medidas
unilaterales de cuerpos armados paramilitares defensores únicamente de un único
grupo étnico. Serbia va a sufrir muchas provocaciones y muchas desgraciadamente
buscarán ser lo más dolorosas posibles.
Pedro Sánchez que hace menos de
un día vociferaba su apoyo a Serbia, tanto para su entrada en la UE como para
su contencioso en Kosovo, decía desde tierras albanesas a las que había huido
apresuradamente tras la movilización del ejército serbio en la frontera que
Rusia es la culpable de la guerra en Europa y que esta parte de Europa debe
luchar contra ella con los valores que nos son comunes.
Este viaje,
enésimo desastre diplomático más de nuestro gobierno que empezaba
alabando lo bien que juga a baloncesto Jovic y lo que le gusta la
NBA a nuestro presidente pasa de la bufonada a convertirse en otra
afrenta más hacia pueblos que merecen nuestro respeto como la de cualquier
nación soberana es una funesta consecuencia más del
vasallaje acordado tras la vergonzosa cumbre de la OTAN celebrada el
mes pasado en Madrid.
Nos podríamos ahorrar el ministerio de asuntos exteriores, al fin y al cabo la política exterior (e interior) del vasallo Reino de España la dicta Washington. Una vergüenza.
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