El Tribunal de la Haya ha dictaminado a día 16 de Julio
de 2014 a Holanda como responsable civil de la muerte de trescientos
bosnio-musulmanes a quienes según esta
sentencia deberían haber protegido.
Estas personas fueron deportadas desde la zona controlada
por los cascos azules holandeses y asesinadas por las tropas del ejército
serbio de Bosnia, personificado por ese demonio que responde al nombre de
General Mladic. Que estos actos se enmarquen dentro de la barbarie de una
guerra, además civil, y que supongan un horrendo crimen no explican por si sólo
todo lo sucedido en Srebrenica, hechos que se remontan tiempo atrás y que
culminaron con una matanza que la propaganda de guerra de la OTAN (sigue siendo
útil en tiempos de paz) ha convertido con la inestimable e imprescindible
colaboración de la ONU y contra toda la lógica procesal y lingüística en genocidio.
El contingente holandés según cuentan sus diarios,
crónicas e incluso documentales fue rodeado y sometido a castigo artillero. Uno
de sus soldados murió por fuego serbio. La declaración de zona segura no fue
ningún obstáculo para las tropas serbobosnias y milicias de todo pelaje que les
acompañaron entraran a sangre y fuego en la ciudad.Ni tampoco representó ningún problema para
que la división integrista islámica comandada por Nasser Oric cometiera
continuas matanzas contras las vecinas aldeas serbias, para buscar amparo bajo el paraguas de la ONU.
El mismo que le permitió como al
resto de enclaves recibir armas que rompía el embargo decretado por la propia ONU y las
premisas de cualquier tratado de paz. Este extremo ha sido reconocido por altos
mandos militares presentes en la operación de sostenimiento de la paz de la ONU
que poco tenía que ver sobre el papel con el apoyo a una de las partes beligerantes
y que tanto hicieron para que la guerra se prolongase.
Por supuesto que es cierto que hubo ejecuciones y
crímenes horribles pero las cifras aparecidad recientemente dan vértigo.
Coincidiendo con el 19 aniversario que tuvo lugar el pasado 11 de
Julio en Srebrenica, uno puede leer, oír y escuchar como las víctimas van desde los siete mil
hasta los nueve mil muertos musulmanes. Las cifras oficiales del gobierno bosnio
musulmán de la antigua república yugoslava de Bosnia y Herzegovina hablan de
6066 cadáveres enterrados hasta el momento. Los medios los cifran en más de siete
mil. Otros organismos internacionales hablan de cuatro mil restos humanos de
todo origen.
En realidad esto poco importa al gobierno holandés, que
pese a ser el martillo de la “conciencia europea” contra Serbia ha mostrado
poco interés hacia esta sentencia, la segunda en este sentido que encaja en
poco tiempo.
Cumplirá con su responsabilidad subsidiaria y las indemnizaciones llegarán a los familiares. Algo que jamás sucederá con las víctimas de la otra
parte ya que ni existen, ni lo merecen.
Holanda está mucho más preocupada por sus víctimas del
inaudito y muy opaco siniestro aéreo acaecido en la región de Donetsk, y por la
continuación de su seguidismo atlantista que le ha llevado a
una activa participación bélica, primero contra Yugoslavia, y posteriormente
contra Libia y Siria.
Pero Srebrenica es el gran elemento propagandístico, la vertebradora de la causa nacional bosnia, inexistente
de per se y el recordatorio eterno de quien ganó esa guerra y como debe leerse
en los manuales de historia aunque la escriban oportunistas cuando no
criminales de guerra.
Pero Srebrenica pertenece a lo sagrado.Es la legitimidad de la
guerra, aquello que justifica la destrucción y criminalización del pueblo
serbio. Lo intocable, el holocausto puede negarse, relativizarse, la primera
guerra mundial y la segunda pueden someterse al más mendaz y repugnante de los
revisionismos, pero la masacre de Srebrenica es el episodio más inocente de la
historia de la humanidad pese a todas las pruebas que refutan el relato que nos
han impuesto.
Coincidiendo con los actos de régimen auspiciados por
Sarajevo con la activa ayuda financiera internacional y de ONGS, ciento setenta
y cinco víctimas fueron enterradas en el cementerio de Potoçari en la
conmemoración la matanza. Miles de personas de todas los puntos de Bosnia,
colegiales incluidos, a los que inculcan el costoso precio de la libertad
nacional, la criminal naturaleza serbia y por el contrario la inocencia y pureza
bosnio musulmana vinieron a dar el último adiós y a escuchar a uno de sus héroes
nacionales.
Cada uno con sus números. |
Se trata de Nasser Oric. El criminal de guerra
absuelto de todos los cargos y acusado tras la guerra de tráfico de drogas,
seres humanos y extorsión que fue guardaespaldas de Milosevic para convertirse
tiempo después en Comandante del Ejército islámico de Bosnia. Allí estaba,
pasando revista a los veteranos de la 28 división de la Armija(que forman la élite de los mejores pagados del país) en el inicio de
la marcha por la paz emprendida para celebrar el 19 aniversario de la matanza.
Ellos fueron los defensores de Srebrenica, los primeros en huir, los primeros
en acaparar la ayuda alimentaria para revenderla, los primeros en asesinar a
cualquier reticente, se habla de más de un de millar de (bosnio musulmanes
asesinados por las huestes de oric), los primeros en esclavizar y prostituir a
las cautivas serbias y también musulmanas que acabaron vendiendo a la
soldadesca de las tropas internacionales, los primeros que aceptaron el
intercambio de ciudades entre uno y otro bando para legitimar las
correspondientes limpieza étnicas. El responsable de la muerte de más 3000
civiles de etnia serbia. El mismo militar que se jactaba de apuñalar, degollar,
mutilar, crucificar y sacar los ojos a sus víctimas era hace pocos días
acompañado por el embajador turco en su particular romería, la ruta de la
marcha de Nezuk definida por el actual alcalde de Srebrenica como una obligación moral en el
que cada centímetro de esta ruta está cubierta de sangre. No fue lo único
manchado de sangre en ese acto.
Nasser Oric aprovechó la ocasión para hacer política y
reafirmar su postura que esta localidad debería dejar de ser parte de la
República Srpska y pasar a la Federación. Aprovechó para reescribir con increíble
cinismo su papel durante la guerra al proclamar que:
“Srebrenica podía haberse salvado. Todo habría sido
diferente si yo me hubiera quedado hasta el final”
Srebrenica, la matanza de los inocentes. Capítulo
diecinueve.
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