Título
original: Los héroes americanos vuelven a Kosovo.
Por
Matthew Brunwasser
traducción Milica Panić
original
publicado en The New York Times el 11 de diciembre de 2012
Artículo aparecido en www.semanarioserbio.com
07/01/2013
El primer ministro Hashim Thaçi está en un aprieto. La empresa tre los compradores es intenso. Reducir el número de postores casi no ha ayudado nada.
Una oferta es de un fondo establecido por la ex secretaria de estado de EEUU, Madeleine K. Albright. Haciendo lobby para la otra estaba James W. Pardew, el enviado especial en los Balcanes de la época de Clinton. Los dos ex diplomáticos se encuentran entre los estadounidenses que tienen el estatus de héroes aquí por su participación en la intervención de 1999 que separó Kosovo de Serbia y creó uno de los estados más nuevos del mundo.
Banderas de Estados Unidos recientemente desplegadas encima de la calle principal de Priština, la capital de Kosovo. Uno de los países más nuevos del mundo, Kosovo se separó de Serbia con el apoyo de los Estados Unidos.
En una reunión con el Sr. Pardew, en octubre, el Primer Ministro explicó su “situación difícil” de tener que elegir entre los compradores, de acuerdo con un memorándum filtrado al periódico Zeri, “porque, gane quien gane de los dos postores, 2 millones de personas lo verán como si él hubiera traicionado al otro”.
Tantos ex funcionarios estadounidenses han regresado a Kosovo para hacer negocios – con carbón y telecomunicaciones, o en lobbys y otros contratos gubernamentales lucrativos – que resulta difícil evitar que choquen entre ellos.
Entre ellos está también Wesley K. Clark, general retirado del Ejército de EE.UU. y el ex comandante supremo aliado de las fuerzas de la OTAN en Europa quien dirigió la campaña de bombardeos contra el hombre fuerte serbio, Slobodan Milošević, y Mark Tavlarides, quien fue director legislativo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El Departamento de Estado no tiene ninguna norma que prohíba a ex diplomáticos hacer lobby a favor de los países en los que sirvieron o volver a ellos con fines de lucro, más allá de las normas que se aplican a los empleados federales en general, que prohíben a los funcionarios de alto nivel contacto durante un año con las agencias donde una vez trabajaron y también prohíben a todos los empleados federales de por vida el asesoramiento sobre los mismos asuntos.
Kosovo no es el único país donde los ex funcionarios han vuelto a hacer negocios – Irak es otro ejemplo – pero sí representa un caso extremo, y tal vez un dilema ético especial, dada la enorme influencia estadounidense aquí. Priština, la capital, puede ser la única ciudad del mundo donde la calle de Bob Dole se cruce con Bulevar de Bill Clinton.
Una estatua de Bill Clinton en el Bulevar de Bill Clinton en Priština refleja el afecto de Kosovo por Estados Unidos y su influencia allí.
(Falta
la estatua de Rocky Balboa para completar el cuadro, pero mejor no dar ideas)
Expertos en política exterior dicen que la práctica de regreso de antiguos funcionarios para hacer negocios es más común de lo que se reconoce públicamente. En privado, los ex funcionarios reconocen la posibilidad de conflicto de intereses e incluso su potencial de influir en la política exterior de Estados Unidos igual que los diplomáticos que tradicionalmente hacían carrera en el sector público ahora pasan con mayor frecuencia a los trabajos lucrativos en el sector privado.
Al pedirles que comentaran los hechos, los ex funcionarios involucrados dijeron que sus relaciones comerciales con el gobierno de Kosovo beneficiarían a los kosovares mediante la construcción de una economía más próspera. “Vamos a contratar personas, impartir formación, crear exportaciones y ayudar al país a crecer y desarrollarse como un estado democrático”, dijo el general Clark, quien es el presidente de Envidity, una compañía de energía canadiense que pretende explorar los yacimientos de lignito de Kosovo y producir combustible sintético.
Lawrence Lessig, profesor de derecho y director del Centro de Ética Edmond J. Safra de la Universidad de Harvard, dijo que la aparición de “embolsos” amenazaba con socavar el prestigio de los Estados Unidos poniendo en segundo plano el carácter humanitario de la intervención de 1999, que tenía por objeto poner fin a las atrocidades serbias contra los kosovares.
Después de la separación, Kosovo era un protectorado internacional dirigido por miles de funcionarios de otros países y de las Naciones Unidas que actuaban como funcionarios del gobierno y como contratistas privados. Cuatro años de “independencia supervisada” internacionalmente terminaron en septiembre. Cerca de 6.000 soldados de fuerzas de paz permanecen.
Los estrechos nexos entre los constructores del Estado y el estado que construyeron han hecho que a los funcionarios les resulte fácil cambiar papeles. Aunque el país es uno de los más pobres de Europa, todavía tiene el potencial de ganancias, especialmente porque el gobierno está privatizando los activos críticos.
Albright Capital Management, fundada por la Sra. Albright, ha sido seleccionada en la licitación de una participación del 75 por ciento en la empresa estatal de telecomunicaciones, PTK. Se espera que la venta de la compañía traiga entre 400 y 800 millones de dólares.
Los altos ejecutivos de una empresa hermana, Albright Stonebridge Group, ya son pequeños accionistas del único competidor de PTK, la empresa privada IPKO, lo que aumenta las preocupaciones sobre la amenaza a la competencia en el mercado si el consorcio de la Sra. Albright gana la oferta.
Sr. Pardew, ex enviado estadounidense, ha presionado a altos funcionarios de Kosovo en nombre de un consorcio competidor, Twelve Hornbeams S.a.r.l / Avicenna Capital LLC.
La nota sobre la reunión del primer ministro con el Sr. Pardew, desde dentro del consorcio, fue filtrada por alguien descontento con el funcionamiento del proceso de licitación. La elección del Sr. Pardew como su emisario tenía “vital importancia”, señaló la nota, porque la élite de Kosovo “le conoce y ama por el papel que tuvo sobre el terreno durante la guerra.”
Después de que la nota se hizo pública, el Sr. Pardew dejó de hacer lobby para el consorcio y se negó a hacer comentarios. Todavía es posible que ninguno de los postores respaldados por Estados Unidos gane la licitación, lo que se espera estar decidido en enero.
Sra. Albright respondió a la petición de entrevista con una declaración. Ateniéndose a la prohibición de divulgación durante el proceso de licitación, la declaración de Nelson Oliveira, director general y consejero de Albright Capital Management, dice en parte: “Nos tomamos en serio todas nuestras obligaciones – legales y éticas, en esta y todas las inversiones potenciales. “
“Creemos que una privatización transparente y bien administrada de la empresa de telecomunicaciones estatal debe traer importantes beneficios a la economía y al pueblo de Kosovo”, añadió el comunicado.
El gobierno de Kosovo negó que alguno de los ex diplomáticos tuviera tratamiento especial. “Espero que ellos ganen dinero en Kosovo y que Kosovo gane dinero gracias a sus inversiones”, dijo el viceministro de asuntos exteriores Petrit Selimi. “El gobierno de Kosovo no va a elegir una empresa sólo porque sea americana”.
Telecomunicaciones en Kosovo pueden ser un negocio difícil. En 2007, hombres armados intentaron matar a Anton Berisha, el jefe de la agencia reguladora de telecomunicaciones – una vez con armas de fuego, y luego con un ataque de morteros contra su automóvil. Sobrevivió los dos ataques que tuvieron lugar poco después de que concediera la segunda licencia de telefonía móvil de Kosovo a la empresa eslovena IPKO. Un año más tarde, se convirtió en embajador en Eslovenia.
En 2004, la Sra. Albright se convirtió en asesora especial del presidente de la junta de IPKO, Akan Ismaili, que ahora es embajador de Kosovo a los Estados Unidos.
El acuerdo de telecomunicaciones es uno de muchos que los estadounidenses han intentado conseguir. El mayor proyecto de infraestructura en la historia post-yugoslava de Kosovo, un tramo de carretera de 63 kilómetros que une Priština con la frontera albanesa, fue adjudicado en 2010 a Bechtel de San Francisco, en una operación conjunta con la compañía turca Enka.
En ese momento, el primer ministro valoró el negocio en torno a mil millones de dólares.
Para obtener el contrato Bechtel fue ayudado por el Sr. Tavlarides, director legislativo del Consejo Nacional de Seguridad durante la intervención en Kosovo en 1999. De acuerdo con un informe sobre grupos de presión presentado ante el gobierno de los Estados Unidos, el Sr. Tavlarides hizo lobby a favor de Bechtel en Kosovo en “cuestiones relacionadas con la carretera” mientras trabajaba para Van Scoyoc Associates, una empresa de lobby con sede en Washington.
Sr. Tavlarides trabaja ahora en el Grupo Podesta, que firmó un contrato de 50.000 dólares mensuales con el gobierno de Kosovo, el 1 de enero, para que le asesore sobre comunicaciones y el fortalecimiento de los lazos de Kosovo con el gobierno de Estados Unidos. El Grupo Podesta fue co-fundada como Podesta Associates por John Podesta, jefe del personal de la Casa Blanca en el segundo mandato de Clinton. Sr. Podesta dejó la empresa en 1993. Todavía es propiedad de su hermano, Anthony.
Sr. Tavlarides no quiso hacer comentarios, ateniéndose a la política de su empresa de no hablar con los medios de comunicación sobre los clientes.
Por su parte, el general Clark dijo que era “ofensivo” sugerir que podría haber un conflicto entre beneficios privados y sus responsabilidades pasadas. “Mi negocio es honrado, transparente y ayuda al pueblo de Kosovo. – dijo- Vamos a utilizar un recurso que no tenía ningún valor para el pueblo de Kosovo y traer a cientos de millones de dólares de inversión.”
Los oficiales del ejército estadounidense tienen un año de prohibición después de la jubilación de ponerse en contacto con su unidad militar anterior acerca de los asuntos oficiales, y una suspensión de por vida en todos los contactos relacionados con los asuntos en los que trabajaron, según el Pentágono.
Grupos de vigilancia plantean la posibilidad de que el gobierno de Kosovo pueda ver los negocios con los ex funcionarios estadounidenses como un conducto hacia la actual administración de Estados Unidos. También temen que la influencia de los ex funcionarios disminuya la competencia y perjudique a los consumidores.
Los atajos que encontraron algunas empresas desalentaron a los competidores “porque saben que el juego está amañado”, dijo Avni Zogiani, periodista kosovar que dirige Cohu, una organización que lucha contra la corrupción en Priština y que ha investigado los vínculos entre el negocio de telecomunicaciones y política. “Las empresas de renombre ya no tienen ningún interés en invertir en Kosovo.”
Incluso algunos ex funcionarios reconocen no sentirse cómodos con la importancia que tiene la interrelación entre negocios y diplomacia.
Steven P. Schook, general de brigada retirado de EE.UU. y ex jefe de personal de KFOR, fuerzas de la OTAN en Kosovo, dijo que tenía “sentimientos contradictorios” al respecto.
Sr. Schook, quien también trabajó como el subdirector de la misión de Naciones Unidas en Kosovo, ha vuelto como consultor particular del ex primer ministro Ramush Haradinaj, quien fue absuelto hace un mes por el tribunal de crímenes de guerra en La Haya. Shook dice que está trabajando para el Sr. Haradinaj porque cree en su liderazgo y que su única recompensa son sus gastos de manutención en Kosovo, alrededor de 2.600 dólares al mes.
“Hay una gran cantidad de ex diplomáticos que entran y salen que ahora representan los intereses particulares”, dijo. “Si soy una gran empresa y quiero entrar y ser competitivo, quiero trabajar con gente que me ayude a hacer eso.”
“Pero por otro lado, me parece un poco de mal gusto”, agregó Schook. “Un minuto estás liberando un lugar, y al minuto siguiente estás tratando de ganar una licitación energética”.
Corrección: 15 de diciembre 2012
El artículo publicado el miércoles sobre el gran número de ex funcionarios estadounidenses que regresan a Kosovo por motivos empresariales y para hacer lobby citó un nombre anticuado para la empresa de lobby para la que trabaja Marcos Tavlarides, que fue director legislativo en el Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Bill Clinton. Ahora se llama Podesta Group y no Podesta Associates.
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