Exoneración, absolución, no culpabilidad; son
palabras o mejor dicho resultados procesales que nunca se produjeron durante el
juicio que el Tribunal de la Haya mantuvo contra Slobodan Milosevic
durante más de media década.
Tampoco la palabra
culpable. Slobodan Milosevic murió como acusado, sin que pudiera demostrarse su culpabilidad en uno solo
de la interminable lista de delitos que se le imputaban.
No fue condenado, extremo este que aceleró
y endureció la condena de Radovan Karadzic.
Falleció en
extrañas circunstancias. A pesar de las repetidas denuncias que hizo por el
empeoramiento de su salud y de la nula eficacia del tratamiento médico que le
suministraba el cuerpo forense de la Haya, la Corte no tomó medida
alguna.
No sólo fue así,
sino que dos semanas antes de su deceso, se le negó una petición para una
intervención quirúrgica en Rusia.
Setenta y dos horas
antes del fatal ataque cardiaco, el abogado de Slobodan Milosevic, entregó
una carta del último Presidente de la República Socialista de Serbia al
Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, en el que expresaba su temor a
ser envenenado.
La autopsia
posterior señaló indicios de rifampicina en su sangre, un medicamento que
no se le prescribió de forma oficial durante su encarcelamiento y que
podía haber contrarrestado los efectos de los fármacos que tomaba contra
la presión alta.
A este respecto,
el Dr Folche, jefe de los servicios médicos de la Haya, aceptando su ingesta,
contestó que la toma de ese medicamento entraba dentro de la
confidencialidad entre médico y paciente.
Hay un volumen
importante de cables de WikiLeaks en los que se hacía referencia al preocupante
estado de salud del dirigente yugoslavo.
Las recientes
palabras del Emir y cabeza visible de la Presidencia de la Federación de
Bosnia y Herzegovina, Bakir Izetbegovic (hijo del islamista destructor de la
Bosnia Yugoslava Alija Izetbegovic) al respecto, como amenaza al líder
serbo-bosnio Milorad Dodik por la convocatoria del referéndum de la república
Srpska del pasado mes de septiembre, dejan poco margen para la imaginación:
"Acabarás
como Gadafi, Sadam Hussein y Milosevic"
Tres líderes, tres
muertes provocadas. Tres dirigentes de países multiétnicos de ascendente
socialista, y laicos. Por supuesto a Bakir Izetbegovic no se le ocurre citar a
Osama Ben Laden. Personaje que le merece el mayor de los respetos, fue un
musulmán devoto y un personaje de gran trascendencia para la obtención de
la independencia nacional bosnia.
En el párrafo 3460,
página 1303 del Juicio contra Radovan Karadzic se escribe literalmente esto:
"No se han
aportado las suficientes pruebas en este caso que encuentren a Slobodan
Milosevic estuviera de acuerdo con el plan común de empresa criminal conjunta.
El presidente
serbio se mostró contrario a la limpieza étnica en varias ocasiones, y defendía
el encaje de bosnios- musulmanes y croatas dentro de Yugoslavia"
Naturalmente esta
declaración no le exime de la pléyade de acusaciones ni restituye su buen
nombre. Ni siquiera aporta nada nuevo, a lo ya recogido en la larga historia de
desencuentros entre el líder de Belgrado y el serbo-bosnio. Tampoco borra la
responsabilidad de sus decisiones y errores políticos que Milosevic cometió,
las purgas entre los elementos más yugoslavitas del ejército, las posibles
relaciones mafiosas, y contra su gente, dentro o fuera de Serbia y el trato
dado a los refugiados serbios.
Pero no puede
empeñar, ni relativizar la defensa de la legalidad internacional que esgrimió
Slobodan Milosevic en todo momento. En ninguna de las negociaciones, con
ninguno de los participantes, ante ningún bando, el líder socialista violó las
leyes. Abogado de profesión y con una exagerada autoestima en sus dotes diplomáticas,
firmó uno tras otro, todos los tratados impuestos por sus adversarios y la
parcial Comunidad Internacional.
Su cumplimiento y observancia de las leyes
fue tan escrupuloso como ignorado. Ni inspecciones de la ONU, ni la Cruz Roja,
ni organizaciones humanitarias, medios de prensa, nacionales o extranjeros sufrieron
persecución o violencias. Hecho que contrasta con la actitud del resto de
beligerantes.
Yugoslavia
se llenó de refugiados de origen albanés, macedonios, croatas y bosnio-musulmanes,
lo hizo sin ayuda internacional y sometida a embargo y bloqueo. Este
comportamiento y no los párrafos o edictos dan prueba de la inexistente campaña
genocida serbia. Que la tercera ciudad serbia ,Nis tuviera un campo de
refugiados de todos los orígenes y etnias, y que en la misma capital, los
bosnio-musulmanes fueran mejor recibidos
que los serbobosnios a quienes se les acusaba del embargo, de la guerra y de
todos los males, da una muestra de la completa manipulación, desinformación y
oprobio con la que se cubrió la destrucción de Yugoslavia.
Durante las
masacres de Srebrenica, la cruz roja Yugoslava situada en la cercana
frontera serbia auxilió y acogió a miles de musulmanes, entre ellos a un
batallón de soldados musulmanes huidos.
Supongo que esta
información recogida por Cruz Roja Internacional no se considera negacionismo
de genocidio.
Aunque fue la
policía serbia quien detuvo a Slobodan Milosevic, a cambio de un crédito
estadounidense a fondo perdido de 50 millones de dólares, se privó al pueblo y
justicia serbio juzgarlo.
Si bien, habrá una
tercera parte, en la que hablaré brevemente sobre el referéndum de la república
Srpska, las elecciones bosnias y la enemistad y traiciones que sufrió en
el bando serbo-bosnio por parte de Belgrado, no quiero terminar sin subrayar
que el esmerado respeto por la legalidad de Slobodan Milosevic no tuvo su
contrapartida.
El resultado final
de la guerra civil yugoslava es la prueba más evidente.
PD;
"Yugoslavia
debe ser una federación democrática, un Estado federal y no una confederación,
una Unión de estados.
Una unión de
estados significaría ante todo la desaparición, la supresión de
Yugoslavia.
Pondría en
peligro, los intereses vitales de los pueblos que viven allí, especialmente de
los que viven en varías de las repúblicas actuales y que tienen interés
económico, político, nacional, cultural e histórico en permanecer juntos.
"Una
Federación democrática". 30 de Mayo de 1991. Slobodan Milosevic.
Presidente de Serbia ante la Asamblea Nacional Serbia"