La difusión de una información parcial y falseada en medios,
publicaciones y actos no es una novedad y menos aún en el caso de la guerra de
los Balcanes.
El pasado jueves con motivo de la
publicación del libro Bienvenido a
Sarajevo hermano del periodista
“bosnio” Boban Minic, se organizó la proyección de una película y conferencia a
cargo del autor. Sin mencionar su evidente parcialidad, y al margen de su
posicionamiento político que no es necesario discutir, el sr. Minic defendió
algunas ideas chocantes.
Tras definir Sarajevo como la
“Jerusalén de Occidente” e insistir en su gran multiculturalidad a lo largo de
la historia en la que siempre convivieron en paz las diferentes culturas, el
sr. Minic proclamó que la dominación turca en Bosnia trajo “un islam distinto
del que todos conocemos del mundo árabe y se caracterizó por ser mucho más
espiritual”. A cualquier persona con conocimientos mínimos de cultura general
le resulta evidente que el Imperio Otomano no fue precisamente el símbolo de
espiritualidad y menos aún si se compara con el Islam árabe. A diferencia de
las conquistas árabes que recogieron
tradiciones culturales y científicas anteriores, las cultivaron y difundieron,
el Islam turco en los Balcanes se
caracterizó por otros aspectos (imperio fuertemente militarizado, jenízaros,
empalamientos…). Definir esta dominación como más espiritual no sólo es una
barbaridad histórica, sino también un insulto. Cabría la posibilidad que el sr
Minic sea una persona extremadamente desinformada, pero es dudoso teniendo en
cuenta que se dedica profesionalmente a la información (él mismo se presentó
como periodista de larga carrera radiofónica). En cambio es mucho más probable
que su falseamiento de la realidad histórica sea consciente e intencionado en
línea con la versión oficial de las autoridades bosnias y estimulada por las
instituciones catalanas que le subvencionan.
A continuación el sr. Minic se
refirió a la II Guerra Mundial en Sarajevo dando como ejemplo de buena
convivencia interétnica durante el conflicto la salvación de un libro judío
medieval por parte de un musulmán y un croata . Minic añadió que el hecho
ilustra las buenas relaciones que siempre hubo en Bosnia antes de la última
guerra. No sorprende que el sr. Minic haya elegido este ejemplo para reforzar
su imagen de la Arcadia multicultural que siempre fue Bosnia. En esta imagen
maravillosa no tienen cabida los cientos de miles de víctimas serbias, judías,
gitanas y de otras nacionalidades que a diferencia de muchos croatas y
musulmanes de Bosnia no actuaron como colaboracionistas. El sr. Minic prefiere
ignorar que el régimen ustacha croata fue si cabe aún más sanguinario que el
nazi y que muchos musulmanes de Bosnia integraron la 13ª división de montaña
Handachar (con la que el mismo Izetbegovic había colaborado). Evidentemente
hubo excepciones y es precisamente eso lo que Minic presentó como algo
habitual, cuando la realidad mostró todo lo contrario.
Además el sr. Minic incurrió en
numerosas contradicciones. El eje de su discurso: la multiculturalidad entró en
contradicción con el localismo al negar que los habitantes de Croacia, Bosnia,
Serbia y Montenegro hablen el mismo idioma. Al referirse a Kusturica (cuya
película estaba planeada y a última hora se cambió por otro director más acorde
a las circunstancias), Minic dijo que podía perdonarle todas sus ”locuras y
tonterías”, declararse serbio, ortodoxo, etc. , pero no que dijera que habla
serbio !!! A la pregunta si no se trataba de un mismo idioma (serbo-croata), el
sr. Minic contestó que no, que no se llama así (visiblemente contrariado), que
había un idioma bosnio, uno croata y uno serbio. A continuación dijo que
bueno…, eran dialectos (“como el catalán y el mallorquín”), y que los croatas
se inventaban algunas palabras, el bosnio tenía turcismos, y que los
serbios….en fin…, los serbios….
Con el comienzo de la guerra
empezaron a potenciar un dialecto de una región concreta de Serbia y a usar la
“escritura rusa” (el sr Minic se refiere al cirílico), que hasta entonces no se
había usado !?! No es casual que el sr Minic se refiera a este alfabeto como
“escritura rusa”, es evidente la intención de hacer hincapié en las relaciones
serbo-rusas.
Pero lo impactante es que el sr Minic en su calidad de periodista haya
olvidado un periódico leído en toda la ex –Yugoslavia : “Politika”, también
publicado y muy leído en Sarajevo de antes de la guerra, y que desde su
fundación a finales del siglo XIX siempre salió publicado en cirílico. Olvida
(o prefiere olvidar) que en la educación en Bosnia los alumnos aprendían y usaban indistintamente ambos
alfabetos y que el cirílico desde su creación estuvo destinado a las lenguas
eslavas. Pero muy a su pesar, y aún con los abundantes turcismos con los que la
puedan llenar y llamándola como les guste, la lengua hablada por el sr. Minic y
sus compatriotas bosnio-musulmanes sigue siendo una lengua eslava.
La culminación de los disparates
llegó cuando se afirmó que los habitantes de Bosnia siempre fueron “bosnios” y
que allí no hubo ni croatas ni serbios hasta el Romanticismo. Esta teoría,
hecha a medida para que los musulmanes de Bosnia se sientan cómodos les otorga
una identidad nacional de la que carecían. “Bosnio” corresponde a una
designación territorial, “serbo-bosnio”, “croato-bosnio”, musulmán-bosnio”.
Históricamente los musulmanes de Bosnia no tenían una nacionalidad definida, de
modo que en las estadísticas poblacionales de la época titoísta tenían que
declararse o serbios o croatas. Más adelante Tito decidió solucionar esta
irregularidad creando la nacionalidad musulmana, además de la opción religiosa.
Con el tiempo, los musulmanes de Bosnia han tratado de darle la vuelta a esta
carencia de raíces nacionales. Esto lo han hecho ya presentándose como los
verdaderos “bosnios” en contraste con los serbios “venidos de Serbia” y los
croatas ”venidos de Croacia”, ya negándoles la identidad nacional a los serbios
y a los croatas, afirmando que los tres pueblos son “bosnios”.
En definitiva, por el hecho que los
musulmanes de Bosnia no tengan una nacionalidad, los otros pueblos de Bosnia
tampoco deben tenerla.
Los ejemplos usados por el sr Minic
para ilustrar la multiculturalidad bosnia no son ingenuos. Para conseguir una
verdadera convivencia y una sociedad realmente plural es necesario reconocer el
pasado, aunque no nos guste. Mostrar excepciones como hechos generales o
directamente falsear la realidad no lo conseguirá.
En un momento Minic se escandalizó de
que Dodik osara comparar la “Sarajevo – Jerusalén de Occidente” con Teherán.
¡Ya le gustaría a Sarajevo tener la amplitud de Teherán en todos los sentidos! Además
a Izetbegovic como declarado admirador del Irán jomeinista le habría encantado
la comparación.
El discurso del sr Minic es
subvencionado y difundido por las instituciones catalanas que le dan cobijo y
estimulan su visión provinciana y descaradamente falsa de la realidad actual e
histórica, en la que su propio provincialismo nacionalista también se siente
muy cómodo. Pero el provincialismo y la apertura de miras que requiere una
sociedad para ser verdaderamente “multicultural” no son compatibles.
Otro excelente artículo para combatir la intolerancia y el desconocimiento de la realidad Bosnia.
ResponderEliminarQuienes promovieron y apoyaron la barbarie de la guerra tienen que justificar lo injustificable.
Adelante con el trabajo.
Saludos.
Te aconsejo que lo publiques en un medio que se llamar Tercera Información, se les puede enviar sin problemas artículos.
ResponderEliminarhttp://www.tercerainformacion.es/
Saludos.
Muchas gracias por tu opinión y consejo que seguiremos.
EliminarLas barbaries hay que detenerlas mucho antes que produzcan catastrofes sociales que acallen conciencias y aplasten la libertad de diferir.
Saludos